lunes, 9 de marzo de 2009

Explotación infantil

Se refiere al trabajo de niños en cualquier sistema de producción económica de un país, una región y en el mantenimiento económico de un grupo o clan familiar. La explotación infantil es un hecho que azota en especial a países en vías de desarrollo, pero en el mismo se ven implicados los países industrializados. También se le denomina trabajo infantil.

Entendemos también cualquier situación en la que un menor se ve obligado por una fuerza superior a realizar una tarea o trabajo muy mal remunerado. Con ello deben compensar un crédito concedido a sus padres. Todos estos trabajos implican un gran riesgo o son de una considerada peligrosidad.

No implica necesariamente formas de explotación o abuso, como son los trabajos de formativos de culturas ancestrales o el trabajo vacacional de colegiales en las sociedades urbanas.

En este sentido valdría la pena recordar algunos de los artículos recogidos en la declaración de los Derechos Humanos. Todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona. La maternidad y la infancia tienen derecho a cuidados y asistencia especiales.

Las razones son múltiples. La marginación y extrema pobreza en la que se encuentran las familias que carecen de condiciones para su propia subsistencia y hacen que los niños trabajen para el sostenimiento de la economía familiar. Esta situación solo podría resolverse con una firme intervención estatal para desarrollar a la nación y proteger a las familias.

Otra razón es que numerosas redes del crimen organizado usan niños y niñas en sus propósitos económicos, como la mendicidad o la prostitución. En los conflictos armados y desastrosas organizaciones del orden público estos niños son victimas de todo tipo de abusos.

Los "trabajos peligrosos" se refieren a actividades que ponen en peligro la vida y la salud mental o física del trabajador. En cada nación del mundo deben existir legislaciones que garanticen la protección del obrero que realiza trabajos peligrosos y en cuanto a menores de edad, estos no pueden ser permitidos bajo ninguna circunstancia.

Entre estos trabajos peligrosos se encuentran la explotación minera, actividades agrarias con contacto con productos químicos, manipulación de maquinaria pesada, construcción y trabajos relacionados con acciones bélicas de todo tipo.

Todo lo descrito sucede, y difícilmente tendrá una solución global a corto plazo, pues desgraciadamente cualquiera de las instituciones que luchan contra ello no tienen la suficiente fuerza económica para subsanar las diferencias sociales existentes que permiten el desarrollo de esta atroz actividad.

Habría que perseguir, denunciar y luchar activamente ante cualquier atisbo de explotación infantil. El propio gobierno debería aprobar programas de escolarización de niños que permitieran a sus familias no tener que “obligarles” a trabajar.

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